Del 12 al 19 de mayo se lleva a cabo la Semana de Sensibilización sobre el Consumo de Sal, una iniciativa que busca generar conciencia sobre los efectos negativos del exceso de sodio en la salud y su estrecha relación con las enfermedades cardiovasculares (ECV).
Esta campaña representa una oportunidad para promover estrategias sostenibles que reduzcan el consumo de sal en la población, con foco en la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles y en la promoción de entornos alimentarios más saludables.
¿Cuánta sal recomienda la OMS?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de 5 gramos de sal al día (menos de 2 gramos de sodio), lo que equivale aproximadamente a una cucharadita de té [1]. Superar esta cantidad de forma sostenida puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares e incluso enfermedad renal.
¿Y cómo estamos en Uruguay?
- En Uruguay, el consumo promedio de sal es de 8,3 gramos diarios, superando ampliamente las recomendaciones internacionales.
- El 37% de la población uruguaya presenta presión arterial elevada.
- De ellos, alrededor de un tercio no sabe que la padece.
- En niños y niñas, el 90,2% recibe más sodio del recomendado como ingesta adecuada. [2]
¿De dónde proviene la mayor parte del sodio?
Aunque muchas personas asocian el exceso de sal con el uso del salero, la mayor parte del sodio que consumimos no proviene de la sal añadida en casa. Según la OMS, alrededor del 75% del sodio proviene de alimentos procesados y ultra procesados, como:
- Fiambres y embutidos
- Snacks salados
- Panificados industriales
- Sopas y caldos envasados
- Comidas listas para calentar
Este sodio “oculto” muchas veces pasa desapercibido, dificultando que las personas puedan estimar cuánto están consumiendo realmente.
¿Por qué es importante reducir el sodio?
Reducir el consumo de sal es una de las intervenciones más efectivas para prevenir la hipertensión y reducir la carga de enfermedades cardiovasculares. Pequeños cambios sostenidos a nivel individual y poblacional pueden tener un gran impacto en los indicadores de salud pública.En este sentido, la OMS ha desarrollado la guía técnica SHAKE, recomendando la implementación de una serie de intervenciones de reducción de sal/sodio, con el objetivo de una reducción relativa del 30% en la ingesta media de sodio de la población entre 2010 y 2025.
Además, desde un enfoque de políticas públicas, distintas organizaciones han señalado la importancia de establecer metas obligatorias de reducción de sodio para la industria, superando los acuerdos voluntarios, que han demostrado ser insuficientes. En este documento de posición de Global Health Advocacy Incubator, se presentan los argumentos técnicos.
Desde OMIS nos sumamos a esta semana de sensibilización reafirmando nuestro compromiso con la promoción de políticas públicas que garanticen entornos alimentarios más saludables.
[1] Reducción de la ingesta de sodio